lunes, 18 de junio de 2012

El teléfono que nunca suena


Vivo pegada al móvil. Debería relajarme, lo sé, pero como decía un anuncio de audífonos de la teletienda "no pierda un vuelo por no oír la llamada". Pues eso.

Del dormitorio a la cocina a la hora del desayuno, después a mi oficina, para volver otra vez a la cocina a la hora de comer y a la oficina por la tarde. Todo eso con el móvil en la mano. La casa no es muy grande, así que bastaría con dejarlo en un sitio fijo para oírlo si suena. Pero me siento más tranquila si va conmigo.

Es tal el bonding que tengo con mi smartphone que hasta me pongo nerviosa cuando voy en el Metro y no hay cobertura. Claro, seguro que justo ahora me llaman para alguna entrevista.

Para más inri, pensando en que el tráfico de mails iba a ser fluido y constante contraté una tarifa plana de datos para no perderme ninguno. Ahora que me he dado cuenta de que no me hace falta porque estoy siempre en casa con el ordenador encendido ya no me puedo dar de baja, porque la super oferta que contraté implicaba un compromiso de 18 meses. Un chollazo.

Pero nadie me llama para un trabajo. Nadie. Ni siquiera mi marido me llama para preguntarme qué tal estoy porque estamos todo el día en casa juntos.

Un momento, está sonando el teléfono.

¿Quién es? Mamá. 

Adoro a mi madre.

1 comentario:

  1. Oye, que las amigas también llamamos, eh!
    La descripción de cómo vives pegada al móvil, muy divertida. Por cierto, no me avisa, me he metido yo...

    ResponderEliminar