He
tenido una entrevista. Mes de agosto y alguien me ha entrevistado.
Wow!!!!!!!!!!
Me he
levantado muy contenta, he desayunado, me he aseado, me he maquillado y me he
puesto el uniforme veraniego de entrevistas. Es que desde que no trabajo no
tengo ropa digamos de oficina, así que entre todos mis trapitos tengo
seleccionados dos modelitos para estas ocasiones, versión frio y versión calor.
Y he
salido de casa tan contenta pensando que ya se lo decía yo a mi marido, que
tengo muy buenas vibraciones para este año. Que sí, que nos va a salir todo
redondo. Tralará, tralará.
Me han
hecho esperar. No me importa. Yo lo valgo.
La
entrevista ha ido muy bien. Hemos charlado amistosamente sobre ese apasionante
mundo que es la publicidad y en el que me doy cuenta de que me estoy oxidando.
Como siga sin trabajar voy a quedarme para vestir santos.
Lo
mejor ha sido el postre. Ofrecían un trabajo para hacer nuevo negocio, es
decir, traer clientes nuevos e incrementar la facturación. Comercial, vamos.
Eso sí,
sin pagar un duro, porque no querían arriesgarse a contratar a alguien que no
sabían si iba a funcionar.
Unos meses de prueba a comisión, me dice.
Ahhhh, bueeno, estoooo ¿y cuál es el porcentaje de la comisión?
Es que aún no está definido.
Tienes que decirme si te interesa y entonces
valoramos tu candidatura y te llamamos para otra entrevista.
Sí, sí, claro, contad conmigo. No estoy muy acostumbrada
a la puerta fría, pero para mí es un reto y bla bla bla.
Menos
mal que mi macho man tiene los pies en la tierra y cuando se lo he contado me
ha dicho: ¿cómo? ¿Qué? ¿Cuándo? Y lo que es más importante ¿cuánto?
Y he
recapacitado. YO-NO-TRABAJO-GRATIS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario