martes, 5 de febrero de 2013

Money, money, money

Poderoso caballero es Don Dinero.

No se que tiene el dinero que me da tanto gustirrinín.

Cada vez que veo que me han ingresado la nómina me pongo como loca de contenta. Y es que no hay nada más gratificante. 

Muchos dirán que el trabajo les aporta madurez, conocimientos, desarrollo, integridad, sociabilidad y demás.

Todo eso está muy bien, pero lo que de verdad motiva son los cuartos

Reconozco que soy muy hormiguita para las cuentas y mucho más después de haber tenido que vivir más de una año con un subsidio de desempleo para dos personas. En esta santa casa el parné lo manejo yo. Yo soy la que se ocupa de hacer los pagos y la que sabe cuanto cuestan las cosas. 

Cuando se acerca la fecha de cobrar me paso el día mirando mi cuenta del banco (online por supuesto, que eso de hacer cola en la sucursal para que te actualicen la libreta ya no se lleva). Y el día que llega... Diooooooooooooosssssssssssssssssssss, ¡¡¡qué momentazo!!!

Pasado el furor de ver el engorde de mi cuenta repaso mentalmente los gastos que vamos a tener y decido que hay que ahorrar un poquito, que este mes sí, que si hemos vivido del paro y hemos llegado a fin de mes (dando tumbos, pero hemos llegado), ahora no debería ser difícil guardar algo en la buchaca. 

Pues va a ser que no. Lo bueno dura poco y el dinero tal como llega se va.

Supongamos que Santa Nómina nos visita el día 1. Al día siguiente ya están los recibos pidiendo pista para despegue: el seguro, el agua, la luz, el gas... Y hablando del gas... ¡Coño con el gas! ¡Joder con el gas! ¡Cagoen el gas! Por mucho que hagamos encaje de bolillos con el termostato, por muchas camisetas térmicas y forros polares que nos pongamos para ver la tele NO HAY MANERA DE REDUCIR EL CONSUMO. Que alguien me explique como se hace, porque yo no le encuentro la vuelta. 

Hemos llegado a un punto en que por el día no encendemos la calefacción. Y eso que mi marido sigue en paro y pasa la mayor parte del tiempo en casa. No le queda más remedio que echarse unos cuantos jerseys encima y unos buenos pares de calcetines si quiere sobrevivir aquí dentro. Cuando anochece y yo llego de trabajar nos estiramos un poco y ponemos el termostato a 18-19 grados para así podernos quitar el plumas para cenar.

Ni con esas. La última factura ha sido de 350 eurazos.

Y ahora me voy a tomar un caldito a ver si entro en calor.




2 comentarios:

  1. Coñoooooo.

    Pues yo lo tengo TODO eléctrico y pago unos 120 euros.

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  2. 350 euros!!!!! Eso me cobraron a mí en una factura eléctrica, que según mis cálculos de ahorradora y de no encender estufas, debía ser de 200 y poco. ¡Casi me caigo p'atrás!!! No hay manera, en cuanto hay dinero, aparecen enanitos de por todo: ahora el coche se rompe, ahora esto, ahora aquello...

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